El presidente López Obrador ha emprendido un esfuerzo desenfrenado por tratar de dar soporte a su partido, Morena, ante las evidencias, públicas y privadas de que su partido no las trae todas consigo, por lo menos en la entidad, ante la opinión ciudadana, y por tanto, enfrenta la real posibilidad de un retroceso en las elecciones en junio.

AMLO le hace el trabajo a los morenos y morenas de Querétaro. El presidente López Obrador estrena, paralelamente, un esfuerzo por dar apoyo a su partido.

Por un lado, opera directamente a los servidores de la nación, que son el brazo electoral de la Presidencia de la República. Estos funcionarios públicos tienen la encomienda de llevar a los beneficiarios de programas sociales a votar por Morena el 6 de junio.

Y por el otro lado, el que nos llama más la atención, la emprende contra los opositores todos los días en la mañanera y saca a relucir temas para enardecer a sus seguidores.

Entre esos temas se encuentra el de Emilio Lozoya, y en ese contexto se inscribe la decisión de Ricardo Anaya de no buscar ninguna posición de elección popular, y el pretexto es imitar al mismo AMLO al anunciar que su mira es el 2024 y para ello recorrerá el país.

Solo que hay un pero, Ricardo Anaya no es un político todoterreno, como sí lo es AMLO.

Y sí tiene cuentas pendientes, porque Emilio Lozoya presentó el día 11 de agosto de 2020 denuncia de hechos en contra de Luis Videgaray; el gobernador de Tamaulipas, Francisco García; el de Querétaro, Francisco Domínguez; y contra Ricardo Anaya, entre otros, por los delitos de Operaciones con Recursos de Procedencia Ilícita, Enriquecimiento Ilícito, Delitos electorales, Cohecho, Asociación Delictuosa, etcétera.

Los denunciados tienen el beneficio de presunción de inocencia, mientras no se demuestre lo contrario, pero el anuncio de Ricardo Anaya deja la duda de esa presunción.

Hay que esperar a ver qué pasa con el Ejecutivo estatal, si lo mandan llamar de la fiscalía. Pero por lo pronto, AMLO ya bajó a Ricardo Anaya.

Sabemos que si hay un político que no traga AMLO, ese es Ricardo Anaya; basta recordar que fue, es, al único contendiente a la Presidencia de la República de 2018 con el que no ha tenido ningún encuentro, comunicación, contacto, y ahora vemos, que ni consideración.

Y tal vez porque el famoso “Cerillo” o “Joven Maravilla”, como se le conoció en su momento, se lo ha ganado, porque son muchos los señalamientos respecto a actos de corrupción que hay en su contra, aun aquí en Querétaro.

Finalmente, solo para que no se olvide, en Querétaro las presidenciales las ganó AMLO, no Ricardo Anaya. Como si eso fuera el resultado de un pacto no escrito. Ahí inició el vía crucis de Anaya, y no lo supo leer a tiempo.

La embestida derivada del caso Lozoya, con razón o sin ella, eso lo dictará la Fiscalía, es también contra quienes actualmente gobiernan Tamaulipas y Querétaro, gobernadores de extracción panista y con amplias posibilidades de que sus candidatos –en este caso Mauricio Kuri– mantengan la gubernatura, el poder.

Por eso les digo que AMLO le hace el trabajo a Morena en la entidad.

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