En el PRI está a la vista la “mano que mece la cuna”. Se pone en marcha el pacto entre Pepe y Pancho, el PRIAN que controla el exgobernador José Calzada, y el 80 por ciento de los registrados, y seguros candidatos a presidentes municipales y diputados locales, son repetidores del sexenio calzadista.

El mismo José Calzada se encargó de hacer ver su músculo y control del PRI al filtrar su posible postulación al I Distrito federal. Y es claro que pone, de relleno en la competencia electoral, a la casi candidata a gobernadora por el PRI, Abigail Arredondo, que hoy se registra en la Ciudad de México, y de ello mañana hablamos.

Todo indica que en Querétaro sí hay un Todos Unidos Contra Morena, el Tumor, pero el costo electoral lo llevará el PRI, va a ser funesto; salvo contadas excepciones de los registrados, están destinados al fracaso.

El domingo el CDE del PRI, a través de la Comisión de Procesos Internos, informó que se llevó a cabo el proceso de registro de priistas que manifestaron su interés de participar en el proceso interno de selección y postulación para candidaturas a presidencias municipales y de distritos locales para las elecciones del 6 de junio de 2021.

Empecemos por el principio.

El domingo quedó en claro que el PRI que acudió a los registros representa el viejo régimen, anodino ideológicamente; el PRI en Querétaro no resolvió por encuestas ni por método democrático, lo hizo a través de sus usos y costumbres. Se resolvió para cumplir un acuerdo, para llevar a llevar a cabo el Tumor, un PRIAN queretano, un acuerdo entre Pepe y Pancho.

Trascendió lo que todos saben, que un gran elector levantó las capuchas de los ungidos en una oficina cercana al Centro Cívico, no en el CDE del PRI: José Calzada se alzó como el gran elector nuevamente; lo fue en 2009, 12, 15, 18 y ahora en el 21. No hay más responsable, para bien o para mal, de lo que es ahora el PRI, un PRIAN.

Se encargó de filtrar que se anotó en el primer Distrito I federal. ¿Por qué? Porque Alito –Alejandro Moreno, dirigente nacional del PRI– instruyó a los dirigentes estatales, entre ellos José Calzada, quienes tienen lugar seguro en la lista pluri, para que compitan. El mismo Alito va también en la pluri y en un distrito de Campeche, donde el PRI es gobierno y tiene un alto riesgo de perder.

Calzada pudo ir por un distrito de la capital, como se rumoraba –el III y tal vez competir contra otro exgobernador, Ignacio Loyola– y hubiera ayudado a recuperarla, pero estos son los más complicados; escogió aparentemente el más fácil, pensó en él y su grupo, no en su partido.

Y pensó en él, en arrebatarle el primer distrito a Sonia Rocha, la panista que domina la sierra, y se puede prever que Calzada tendrá una derrota aparente, porque el compromiso es que el PRIAN gane, restarle fuerza a Morena que, por medio de Gilberto Herrera, es fuerte en la Sierra Gorda, en ese distrito.

Después hablamos del Distrito II, con los acuerdos de San Juan del Río, Amealco, Huimilpan y Corregidora.

Entonces, no le interesa su partido.

Se está arriesgando José Calzada, sabe que le acompañará la consignación de la FGR –por las capetas de Sagarpa– y lo que se agregué, dado que AMLO anda con la guadaña suelta. Al tiempo.

Ahora bien, ¿qué posibilidades de ganar tienen los priistas?

Recordemos que el 90 por ciento de los registrados son repetidores del sexenio de Calzada. El otro 10 por ciento de calzadistas están incrustados con Mauricio Kuri. Creo que para algunas posiciones sí les puede alcanzar. Por la poca afluencia a votar y por el Covid.

Pero recordemos que Querétaro ha sido camposanto de priistas no tan santos. Recordemos que en el siglo pasado (1997) esa figura nacional presidenciable, líder de todas las cámaras, Fernando Ortiz, perdió frente a un apolítico y apartidista empresario, quebrado, Ignacio Loyola.

En este siglo, Edgardo Rocha, un líder serrano con un gran prestigio, fue presidente municipal de Jalpan, diputado local y federal, querido en serio; perdió cuando quiso volver a ser diputado local.

Otra figura de grandes tamaños, con una carrera completa, presidente municipal de San Juan, diputado local y senador, gobernador sumamente querido, Enrique Burgos, perdió frente al actual gobernador Pancho Domínguez.

Las figuras míticas se han derrumbado, así que cuidado.

Recapitulemos: Las posibilidades de Calzada radican en que sea candidato de tiempo completo. Por Morena aspira un viejo expriista de la zona serrana, Salomón García, aunque no la tiene segura; por el PAN, ya dijimos, va Sonia Rocha por la reelección, y recordemos que ya fue diputada local, senadora suplente y de todas las confianzas del actual gobernador Pancho Domínguez.

Calzada, y con él un 80 por ciento de calzadistas registrados para competir, tiene en contra el incumplimiento de su promesa de la carretera de cuatro carriles a la sierra, el abandono de una parte importante de su equipo político y administrativo de gobierno, y con excepción de su campaña en 2009, el PRI con él tuvo funestos resultados en las elecciones en las que ha decidido candidatos, y en el pésimo manejo que ha hecho de su partido.

El calzadismo tiene posibilidades si hay acuerdo del PRIAN –tal vez en San Juan del Río o Querétaro; en alguna diputación federal, la de él–, pero no la certeza del triunfo. La soberbia y creer que tienen un pacto con Pancho y Kuri puede ser su mayor lastre.

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