[La Cruda Verdad] Encuestas

En este año de elecciones atípicas, las encuestas están tomando un papel sumamente relevante. Pasan de ser un instrumento de medición a un suvenir electoral.

La semana pasada trascendió la publicada por Consulta Mitofsky, en la que la eterna “wanabe” de la izquierda, Celia Maya García, se acerca a poco menos de diez puntos al puntero Mauricio Kuri. Nada nuevo bajo el sol, es normal que se acorte la diferencia; sin embargo, no faltaron los acomedidos que, en su afán de agradar al príncipe, salieron a desconocerla, o de plano, lanzaron otra realizada por el célebre “Instituto Patrulla”, en la que Kuri lleva un 110 por ciento de ventaja.

Está bien, exageré, no fue tanto así, solo fue un 60-20. Lo que no entienden los acomedidos corifeos es que, en la lógica de que las encuestas pasaron de instrumento a suvenir, su grata ayuda no favorece en nada, por el contrario, puede desmotivar al voto que consolida.

¿A qué voy? Mi voto no hará la diferencia, ni falta hace, ya vamos bien arriba; son las frases con las que el elector justificará el no asistir a las urnas un domingo de Covid el mes de junio.

Las encuestas deben ser hechas, tomadas y leídas con rigor. No puede darle el mismo valor a la realizada por el quejica, autonombrado “dadaísta” de Facebook (en esas Celia le gana a Churchill, aunque esté muerto y no cumpla con la residencia), que a la de Roy Campos, cuya metodología está aprobada por los diversos órganos electorales.

En este orden de ideas, lo que nos muestra la encuesta de febrero de Mitofsky, es el efecto “Quico”. Le explico: Quico era un candidato antisistémico, un candidato de chiste, o si usted quiere, hasta del valemadrismo enquistado en lo más profundo de la columna vertebral del mexicano.

Al salir Carlos Villagrán de la contienda, el “pensamiento mágico” decía que el 5% de Quico se le sumaría a Mauricio; sin embargo no es así. Al ser Quico un candidato antisistema, ese voto no sería para Kuri. ¿No lo cree? Vea la encuesta, no hubo variación alguna en la preferencia para Mauricio Kuri con la suma de Querétaro Independiente a su candidatura; fue intrascendente.

Sin embargo, lo que sí nos deja ver Mitofsky es que el “voto anti” ya encontró acomodo, y si Pitágoras no miente, los cinco puntos que suma Celia Maya de enero a febrero son casualmente los mismos que quedaron volando a la salida de Villagrán Eslava. Celia se había mantenido alrededor de los más menos dieciocho, hoy está con veintitrés.

En política no hay casualidades, hay causalidades, aunque hay cierta camada de operadores, que no están preparados para esta conversación.

Ridículo

No sé a usted, pero a mí me hace mucha gracia ver el ludibrio en el que Paul Ospital ha convertido al otrora “partidazo” en el estado. ¿Usted recuerda alguna vez que el PRI llorara la salida de uno de sus miembros? ¡Claro que no!

El partido no lloraba ni cuando los bajaba a fuego y plomo, menos iba a llorar porque un militante con veinte años de antigüedad se va. Sin embargo, hoy institucionalmente parece novia dejada por la salida de Manuel Pozo Cabrera.

Les dolió, caló hondo y respiran por la herida. Si eso es por su salida, no imagino las pataletas que harán los priistas millennials cuando le vean en la candidatura común de Querétaro Independiente y Acción Nacional al segundo distrito local. Quizá veamos algún suicidio desde el puente de Los Arcos y Bernardo Quintana, ese que tanto les gusta para hacer sus bailes de campaña o sendos desplegados llenos de despecho y hiel.

No sé qué esperaba “el partido” de Manuel, pero seguro estoy que él no esperaba tanto dolor a su partida.

Rumores

Cada día se acrecienta más en los corrillos políticos el rumor de que José Adolfo Ríos García se bajará de la contienda, al no ver con qué subir su votación, pues ni con las estructuras que pretende madrugarle a su “compadre” casi hermano, Ricardo Caballero, suma lo suficiente para cumplir el sueño de hacer a su hija regidora plurinominal.

Si se baja, sumaría un desatino más a su ya de por sí desventurada carrera política, que fue rescatada por la bonhomía de Ricardo Astudillo Suárez en el Partido Verde, con quien debe estar más que agradecido.

Lenguas viperinas

Resulta que cierto empresario organizó sendas comidas para dos candidatos a la gubernatura, a uno por ser hermano forcado y al otro por ver que le saca, pues en la imaginaria es quien va a ganar.

Lo curioso es que fue con los mismos invitados y en el mismo lugar. Son los tiempos.

Como siempre, la mejor opinión es la de usted. Y recuerde, no me crea a mí, créale a sus ojos.







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