[Tras la Verdad] Los puercos causan rebelión en la granja del Senado

Rebelión en la granja, fue la escena que desarrollaron en la sesión de Pleno del Senado los morenistas, tras una serie de trampas, abusos, fraudes, indisciplinas, ofensas, casi a punto de los golpes. La bancada de Morena propició que reinara el caos durante esa sesión, descoordinada por la presidenta de la Mesa Directiva, Mónica Fernández Balboa, quien ilegalmente tomó protesta a la dirigente morenista y activista Rosario Piedra Ibarra, quien a contrapelo la hicieron pasar a ocupar la presidencia de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, candidata oficial de Andrés Manuel López Obrador.

La bancada de Morena en el Senado, por conducto de su coordinador Ricardo Monreal Ávila, no logró nunca conseguir los votos necesarios para elegir a la señora Piedra (literal), como lo exige la norma, por votación calificada de las dos terceras partes de los senadores asistentes a la sesión de pleno; razón (sinrazón) que los llevó directo a la práctica consuetudinaria de muchos políticos: al descarado y abusivo fraude electoral. Les cuento un recuento de hechos.

El 30 de octubre pasado, los senadores llevaron a cabo dos votaciones para elegir de entre la terna que escogieron en la Comisión de Dictamen, a quien presidiría la CNDH. No lograron los votos necesarios los morenistas, por ello convocaron a nueva sesión electiva. Monreal haría el esfuerzo por conseguir los votos faltantes. El día 7 de este mes, en sesión plenaria volvieron a votar la terna: Peimbert, Orozco y Piedra. ¡Los animales de la granja se rebelaron ante el descarado fraude! La oposición a Morena descubre la sucia escena: 2 “triquiñuelas” de sus homólogos. La primera, Monreal “embaraza la urna” con doble voto; segunda, el voto de 2 abstencionistas ilegalmente fueron sumados a la mayoría de Morena, alcanzando así la anhelada votación calificada de las dos terceras partes. La inconformidad fue tan grande y evidente que en la sesión no le tomaron protesta a Piedra. Pensaron corregir el tremendo abuso por medio del coordinador morenista, enmendar el fraude. En el transcurso de la semana, Ricardo Monreal ofreció reponer el procedimiento, no sin antes darse un baño de honestidad, quien resultó igual de sucio que cualquier “cochino”; reconoció que no hay norma alguna que los autorice a ello, pero repondrán la votación, había dicho. Sería otra ilegalidad más, pretender limpiar la suciedad que dejaron en el camino (lo que, al final no sucedió), lo hediondo trascendió. Hasta ahí todo hacía presumir que rectificaban el camino fraudulento de la viciada y nula elección de Rosario Piedra, quien agazapada solo esperaba ser llamada a la toma de protesta.

Pero la rebelión de “los animales”, se escribe en la novela de George Orwell, estaba por desbordarse, y aun más hilarante. La fábula de la rebelión de los “puercos, cochinos, marranos” continuó en el Senado. Llegaría el martes 12 y los senadores convirtieron en campo de batalla la sesión plenaria. No cumplió la promesa Monreal, no le permitieron reponer el viciado e ilegal procedimiento; los “cochinos” se rebelaron, los morenistas se alzaron en contra de Monreal (tal vez fue solo parte del montaje de la patraña). No les quedó más remedio a los panistas que llevar a cabo medidas extremas, tomaron las instalaciones del Senado, simbólicamente clausuraron entradas, llenaron de pancartas la sala acusando a Morena de fraudulenta.

En plena sesión, a punto de los golpes, un grupo delincuencial de mujeres sometió a Madero hasta doblegarlo y arrodillarlo. Unos y otros tomaron la tribuna de forma violenta. Mónica Fernández no hallaba qué hacer, mas no abandonó la presidencia.

La timorata bancada priista, por medio de Osorio Chong, simplemente pidió la anulación de la elección, que el dictamen regresara a Comisión de dictamen y presentaran propuesta distinta al Pleno; obvio, nadie le hizo caso y el desorden siguió. La dura Piedra, candidata oficial de Andrés Manuel López Obrador, esperaba el momento de ser llamada en medio de la revuelta “animal”; la consigna había que cumplirla, que protestara a como diera lugar la Piedra. Así las cosas, los fraudulentos y tozudos morenistas dieron por válida la fraudulenta elección. Avanzada la sesión de los rijosos, literalmente a golpes introdujeron a la señora Rosario Piedra al salón de Pleno; entre empujones abrieron camino y fue subida a la Mesa Directiva, al lado de la Presidenta; en tanto seguí reinando el caos entre los senadores. Ya “montada” la cómplice del fraude electoral, junto a Mónica Fernández, presidenta de la Mesa Directiva, esta apuró el trámite, nerviosa y apresurada leyó las líneas que le escribieron para la toma de protesta. Mientras que uno de los diputados morenistas, cínicamente tomaba del brazo derecho a la Piedra, literalmente lo levantó para que tomara protesta, en tanto el caos en sesión continuaba.

Prosperó el fraude y la traición morenista. Nada les importó, arrollaron con todo, empezando por la dignidad (si acaso la tienen), pasando por alto en cumplimiento de la ley y las formas; imperó la falsedad, las intrigas, la mezquindad, el trastocamiento de la normatividad para satisfacer las apetencias de incrementar el poder del Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador.

La escena me recordó la novela de la Rebelión en la Granja. La bancada de senadores de Morena conformó a los integrantes de la granja de animales, satisfizo su sórdida y aviesa voracidad, ilegalmente se apoderaron de la CNDH, para rendirla a los pies de López Obrador; por supuesto, contando con el aval del mismo AMLO. Los combativos panistas y lo que queda del PRD amenazaron con impugnar el procedimiento ante la autoridad federal.

En tanto que el cinismo presidencial, encarnado en la persona de Andrés Manuel López, después de lo sucedido, solo atinó a decir que serán las autoridades las que definan legalmente la situación; todo hace suponer que los panistas impugnarán el sucio procedimiento, la evidencia de las pruebas son contundentes para la anulación del procedimiento, consecuentemente del ilegal nombramiento. Lo malo, parece que también cayó el Poder Judicial bajo el control de López Obrador, lo demostraron con otros sucios “actos de autoridad”: la revocación de las suspensiones definitivas en los amparos del aeropuerto de AMLO y la ampliación del periodo constitucional del gobernador Jaime Bonilla, en Baja California, generado por medio de albazo legislativo.

¡La corrupción se enseñorea!







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