[Tras la Verdad] Sigue entrega indiscriminada de dinero público

Este fin de semana, Andrés Manuel López Obrador siguió en campaña; continúa obsequiando dinero que le permita en las elecciones del 2021, tener una base de 20 millones de beneficiarios que le facilite ganar la Cámara de Diputados y otras posiciones políticas; dinero cubierto de “programas sociales”.

En su visita a Chiapas volvió a recibir su alimento “político”: los aplausos. Aplausos de los beneficiarios del dinero que estarán recibiendo. Unos por ser estudiantes, sin importar si reprueban o pasan de año; desde primaria hasta profesional. Los de la tercera edad. Los que no estudian ni trabajan. Ahí está la fuente electoral en que confía. El pretexto de dar dinero, dice el Presidente, para que los jóvenes no se vayan por el camino de la delincuencia, se porten bien y obedezcan a su mamá. “Esa es su razón de fondo”, dice López Obrador. Populismo rampante.

De paso por ese estado, el Presidente de la República instó al Ejército Zapatista de Liberación Nacional a que ya no siga “dividiendo” a la gente. ¡Así como lo lee usted! Cuando que el mayor provocador de la división entre los mexicanos ha sido y es precisamente el mismo Andrés Manuel López Obrador. Desde sus campañas frustradas a la Presidencia de la República hasta la fecha esa ha sido su pasión: dividir a los mexicanos. Radicaliza, como él mismo lo ha confirmado. ¡Soy radical! Pero no, ahora resulta que los miembros del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, son los que dividen.

De ellos ya nadie se acuerda desde el levantamiento militar en tiempos Salinas de Gortari y su pacífico recorrido por toda la República Mexicana. Se quedaron en aquella zona y “gobiernan” algunos municipios, no se habla de ellos. Los fue a despertar para echar culpas de la mala conducta del Presidente.

El mayor causante de la división entre los ciudadanos mexicanos es el mismísimo Presidente de la República, cuando descalifica a todo aquel que no concuerda con sus políticas populistas, a los críticos, a quienes gobernaron bajo regímenes neoliberales, a los periodistas y medios que no le aplauden, a los “fifís” que realizan marchas de inconformidad por las barbaridades que está cometiendo en el ejercicio de su gobierno, critica a jueces que otorgan la justicia en contra de actos abusivos del Presidente, a quien acude a pedir la protección de la justicia federal por acciones abusivas del gobierno de la 4T, también critica a la clase empresarial de corrupta; nadie se ha escapado de ser marginado por el mismo Presidente; hoy están en su mira los elementos de la Policía Federal, a quienes ha calificado de ser corruptos por no plegarse al cambio de corporación, a pesar de vulnerar los derechos laborales adquiridos por los elementos de la fuerza policial. Andrés Manuel López Obrador, insisto, ha dejado prueba plena e irrefutable de ser el principal elemento de división entre los mexicanos, que no eche culpas como acostumbra, que no evada su responsabilidad social y política.

Parece que no ha logrado entender el Presidente que ya no son tiempos de campaña (bien lo sabe y no le importa), que debe gobernar para todos, no solo para aquellos que le aplauden como “focas” sin saber ni por qué veneran a López Obrador; la fuerte división entre los mexicanos, es el origen de su triunfo, la mantiene viva, la promueve, sabe que pronto la volverá a requerir y no quiere que se olvide para seguir siendo el receptos de la inconformidad, cuando que él es el que gobierno, él sabía de los problemas a los que se enfrentaría, pero no, es mucho más rentable echar culpas que gobernar.

Su lucha por fortalecer su inmenso poder sigue vigente, ya no es por conseguirlo ni conservarlo; no, es por aumentarlo; otra de sus fuentes de fortalecimiento es la legislativa, diputados federales y senadores le aprobaron facultades extraordinarias para hacer y deshacer, por simple decreto presidencial, puede gastar el dinero de los “ahorros” en lo que le plazca, como la entrega de los 32 millones de dólares a El Salvador; ahora anuncia que hará lo mismo con Guatemala y Honduras, obsequiar dinero de los mexicanos, mientras que en nuestro país no hay suficiente riqueza para atender las necesidades de millones de mexicanos.

Muy malas acciones de legisladores, darle más poder al Presidente de la República, lo que fue rechazado en administraciones anteriores; critica ferviente del entonces candidato López Obrador, hoy es su mejor bastión de ataque, el manejo arbitrario y caprichoso del dinero, hacer uso de miles de millones de pesos del presupuesto público para satisfacer sus caprichos. La megalomanía de Andrés Manuel se fortalece.

Por si todo lo anterior no fuese suficiente, el país se hunde en los brazos de la delincuencia con el desmesurado incremento de los delitos. 20 mil policías federales inconformes de los 37 mil que componían ese cuerpo de seguridad pública. La seguridad disminuye, se vulnera y resquebraja en beneficio de los delincuentes. El Presidente no baja de corruptos a los policías, pero quiere que se vayan a trabajar a la Guardia Nacional. Nueva corporación militarizada de esqueleto o entelequia jurídica civil con cuerpo eminentemente castrense. En la Guardia Nacional laboran los militares del Ejército Militar y la Marina, que fueron transferidos, con mandos superiores militares, se sienten en casa.

Mientras que a los policías federales se les relega, sus rangos son ignorados, les disminuyen prestaciones laborales; no todos pueden cambiar de adscripción en automático, antes deben pasar los exámenes de confianza, los que por supuesto no hicieron el personal militar. Los policías dejaron sus funciones de seguridad pública, para manifestarse públicamente, cerraron calles, avenidas, carreteras.

Fueron recriminados por el Presidente, a quien curiosamente se le olvidó que ese mecanismo de negociación es una de sus fortalezas para doblegar, olvidó Andrés Manuel cuando tomó la avenida Reforma en el DF y causó pérdidas multimillonarias a miles de mexicanos, cuando se proclamó presidente legítimo ante su derrota electoral frente a Felipe Calderón; según él, protestó en pleno Zócalo; mientras tanto, los delincuentes felices, no hay seguridad y después de varios días de “negociación”, no han logrado acuerdo alguno las partes en conflicto.

La disputa la han llevado a los medios de comunicación, las conferencias mañaneras son utilizadas para enfrentar y confrontar a los policías, acusarlos de corruptos y mentirosos. Ese es el nivel del gobierno de la 4T. Mientras todo esto sucede, López Obrador sigue feliz obsequiando dinero a manos llenas; total, los legisladores le autorizaron regalar dinero del erario a discreción sin rendir cuentas a nadie. La regresión al pretérito es altamente peligrosa en un México que ya no acepta los abusos del pasado.

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