[Me Lleva el Diablo] Mauricio Kuri y Gilberto Herrera, como dos gotas de agua

Se avecinan tiempos convulsos para Querétaro en el 21. En el tenso proceso electoral no solo está en juego la afirmación de un proyecto político u otro, sino la unidad y estabilidad de la entidad.

Los dos precandidatos de los dos partidos que tienen mayores posibilidades de ganar la gubernatura parecen estar cortados por la misma tijera, pero con diferente mano: uno con la derecha y el otro con la izquierda.

Mauricio Kuri, casi seguro candidato del PAN a la gubernatura, y Gilberto Herrera, casi seguro candidato de Morena a gobernador, son tan similares como lo son todos los contrarios. Ambos emergen de manera repentina en la política local, y en menos de 6 años desplazaron a los políticos de “carrera” y están en la contienda por el gobierno estatal.

De ambos se puede escribir su actividad político-electoral, administrativa o pública en dos o máximo tres párrafos.
Kuri es la construcción de un proyecto de un grupo político que solo tiene en mente la permanencia en el poder, su carrera es tan limitada como su propuesta de gobierno.

Originario de Orizaba, Veracruz, empresario del ramo de las tiendas de conveniencia, Mauricio Kuri pasó por las presidencias patronales de Canaco y Coparmex sin pena ni gloria. Se rumora que en el gobierno de José Calzada estuvo a punto de ser nombrado secretario de Turismo; ahí, con un rumor, inicia su carrera política.

Sus buenas relaciones lo llevaron a ser postulado a la presidencia municipal de Corregidora por el PAN, pero con el sello de “ciudadano”. No terminó su mandato que le encomendaron los electores, y como parte del proyecto de un grupo con intereses políticos y económicos, que lo construyen para ser gobernador, salta a la candidatura —nuevamente como “ciudadano” y por el PAN— a la senaduría en 2018, que ganó a Gilberto Herrera, y en automático se convierte en el delfín del gobernador Pancho Domínguez.

No va a terminar su gestión como senador para lo que fue electo por el voto popular que tanto dice respetar y que buscará de nuevo en el 21 —como tampoco terminó la de presidente municipal—, porque según anunció, el 15 de diciembre solicita licencia para iniciar una simulada campaña interna en el PAN por la candidatura a gobernador. Hasta ahí su historia político electoral.

Por su parte, Gilberto Herrera Ruiz es investigador y profesor universitario, ingeniero de profesión, egresado de la educación privada, del Tecnológico de Monterrey.

En 2012 gana la Rectoría de la UAQ en una segunda vuelta. Su triunfo fue el resultado de una elección universitaria llena de traiciones; en la primera votación ganó el maestro Marco Carrillo; sin embargo, por el sistema de votación universitario, la elección se fue a una segunda ronda de votación, donde los acuerdos y traiciones a Carrillo, en la que se vio involucrado “El Piolín” Héctor Valencia, también candidato, llevaron a Gilberto Herrera a la Rectoría. Ejerció el cargo de rector de la UAQ (2012-2018); anteriormente se desempeñaba como director de la Facultad de Ingeniería de la misma universidad.

En las elecciones de 2018 se postuló —igual que Kuri, como ciudadano, pero con el logo de Morena— al cargo de Senador; llega en segundo lugar al ser votado por primera minoría. Le ganó Kuri.

Fue senador de septiembre de 2018 a diciembre de 2018. A principios de diciembre de 2018 solicita licencia en el Senado al ser designado coordinador estatal de los Programas de Desarrollo Social del gobierno federal en la entidad. Solo 3 meses ejerció el puesto por el que fue votado.

Ahora, el 30 de octubre de 2020 renuncia a su cargo de coordinador estatal de los Programas de Desarrollo Social en la entidad para ¡regresar al Senado! solo por otros 3 meses, porque en febrero estaría pidiendo licencia nuevamente para ser candidato de Morena.

Igual que Kuri, no va a terminar el mandato por el que fue electo por el voto popular, que tanto dice respetar y que buscará nuevamente en el 21.

Hasta ahí su historia político electoral.

Ambos traen detrás de ellos un equipo que no tienen un proyecto de gobierno sino, como diría AMLO, son solo unos vulgares y ambiciosos de poder.

Las similitudes son grandes: Los dos han negado tres veces a los partidos que los postularon, con el argumento de ser candidatos ciudadanos; los dos no terminarán su mandato en el Senado (aunque uno de ellos necesariamente tendrá que regresar), los dos se afiliarán al partido que los va a postular, no por convicción ideológica, sino por interés electoral, y al no tener pertenencia partidista, no proponen un proyecto político real para Querétaro, sino uno de grupo de interés.

Los dos están en contra del ordenamiento del INE que obliga a los partidos a postular a mujeres en 7 de las 15 gubernaturas que estarán en juego en el 21. Kuri ya lo dijo en los medios, Herrera calla y otorga.

Los dos, senadores, saben que el presidente de la Jucopo, Ricardo Monreal, promueve que sea el Poder Legislativo el que legisle, y que el INE no le haga olas a los candidatos hombres. Saben que Monreal trae el respaldo de los partidos y que echará abajo el mandato del INE.

Ambos se benefician de la misoginia electoral, política, que se impulsará desde el Senado, donde son representantes y seguro que ninguno de los dos va a postular su voto a favor del acuerdo del INE.

Ambos presentarán a su favor su CV: uno como exitoso empresario, el otro como exitoso académico o científico, porque ninguno de los dos puede presentar unas cartas credenciales como funcionarios públicos con experiencia o trascendencia.

Ambos alegarán que vienen de lo que Luis Donaldo Colosio llamó “la cultura del esfuerzo”. Ambos son rehenes de sus ambiciones y se necesitan para ganar el poder. Ambos dos se beneficiaron con la declinación de Santiago Nieto.

¡Ya lo habían advertido Maquiavelo y el sentido común!, la operación política más difícil de emprender es el cambio en la naturaleza de un sistema de poder. Un sistema agotado no es un proyecto de cambio viable.

Porque un voto no significa exclusivamente ejercer un derecho político; en esa papeleta van demandas, quejas, sanciones, deseos y emociones. Se deposita el enojo y el hartazgo o la indiferencia y la resignación, o el voto del miedo, el de la esperanza, o en este caso en Querétaro, en otorgárselo a un proyecto que solo busca el poder por el poder mismo.

Existe la mínima posibilidad de que la elección de gobernador en la entidad sea terciada entre PAN, Morena y una coalición o alianza de partidos.







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