[Me Lleva el Diablo] El que paga (la encuesta) manda (el resultado)

En casi todas las encuestas que se han divulgado en los últimos dos meses respecto a las preferencias de los ciudadanos para la elección de gobernador de 2021, el PAN y su casi seguro candidato, Mauricio Kuri, van de gane.

En todas las encuestas que se han publicado en los últimos dos meses sobre AMLO, en todas se dice que los queretanos no lo quieren; es más, en la última, la de la semana pasada, Querétaro aparece como el estado más anti-AMLO, desplazando a Guanajuato al segundo lugar.

El tema es vigente por muchas circunstancias.

Las elecciones son inciertas y las encuestas están sujetas a error; nos ayudan a reducir la incertidumbre, pero no la eliminan. Es entendible que las elecciones generen ansiedades, y también, que algunos vean a las encuestas como tranquilizantes. Pero aquí hay otro síntoma de nuestros tiempos: se consumen encuestas en sobredosis y parece que algunos políticos queretanos son adictos a la encuestitis.

La elección del año próximo, por su extensión, variedad y con posibilidades de que en Querétaro se dé la tercera alternancia, es de importancia vital para la trascendencia del grupo en el poder o su sepulcro. Y en buena parte, la elección del 21 en la entidad la quieren definir desde el ámbito de la persuasión, por medio de encuestazos.

Los políticos ya no aguantan a las encuestadoras. Las hay de todas las características: serias, con currículum, de nombres desconocidos, hasta extorsionadoras. También de todos los precios: caras o baratas, según la profundidad de los temas, números de entrevistas y propósitos del solicitante.

El cliente paga.

Y los medios las difunden, una semana sí y otra también, desde las que dicen que los queretanos odian a AMLO hasta las que pronostican una “gran victoria del candidato oficial hasta por arriba de los 15 puntos”.

Tal vez no sea el caso, pero he aquí un dato más: trascendió que el miércoles 4 pasado, tras una reunión con la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, los gobernadores priistas tuvieron otro encuentro, de manera informal. ¿Tema?: las presiones y hasta extorsiones de los encuestadores, ahora con el mito de prefigurarles el mapa electoral del año próximo. Un pago de alto riesgo, que en Querétaro lo están corriendo.

Lo acaban de constatar el coahuilense Miguel Riquelme y el hidalguense Ornar Fayad.

Al primero le pronosticaban solamente ocho de los 16 distritos y al segundo la derrota en Pachuca y otros municipios importantes.

La historia fue distinta: fallaron porque en Coahuila e Hidalgo arrasaron los candidatos del PRI. Pero esto no se puede tomar como el botón de muestra para 2021, pero sí como una llamada de atención.

Ante tanta variedad de “encuestadores”, hace tiempo se ordenó desde el gobierno federal un estudio sobre las firmas acreditadas y desacreditadas. Surgieron datos interesantes. El más atractivo es cómo se ofrecen al mejor postor. No importa la metodología o su credibilidad, aunque con frecuencia también la credibilidad está en oferta y es un plus para los políticos.

Según la tarifa, ellos escogen en qué posición salir. Querétaro es un claro ejemplo. Los mejor calificados pagan más, los medianos cubren regular y quienes regatean o se niegan a acceder aparecen en los últimos lugares. En Querétaro pasa eso; pero ni modo, dicen los encuestadores.

Son las reglas del mercado. Nunca la ley de la democracia o del respeto al voto ciudadano que normalmente rompen con las proyecciones de las encuestas.

Es la terca realidad.







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