Las órdenes ejecutivas emitidas por los presidentes de Estados Unidos son instrumentos del poder del ocupante de la Casa Blanca para normar la conducta del gobierno federal desde los tiempos de George Washington, aunque tienen límites y están sujetas a revisión judicial.
Miles de acciones ejecutivas se han emitido desde la fundación de la República, desde declaratorias de guerra, hasta asuntos menores de la burocracia, pero fue hasta 1936 que una agencia, el Buró de Registro Federal (OFR), inició el proceso de numerarlas y clasificarlas.
El presidente Abraham Lincoln recurrió a las órdenes ejecutivas para emitir la Proclamación de la Emancipación durante la Guerra Civil en 1863, mientras que John F. Kennedy prohibió la discriminación racial en las contrataciones federales con la emisión de una acción ejecutiva.
Ocasionalmente las órdenes ejecutivas son emitidas por los presidentes de Estados Unidos para revertir el efecto de acciones previas de sus antecesores, como cuando Ronald Reagan bloqueó los fondos federales al aborto, solo para que fueran restablecidos por Bill Clinton.
Aunque no están consagradas formalmente en la Constitución de Estados Unidos, las órdenes ejecutivas están sujetas a revisión judicial y por ley, deben ser publicadas por el gobierno federal.
Las órdenes ejecutivas del presidente Barack Obama de 2014 para ampliar el Programa de Acción Diferida para Llegados en la Infancia (DACA) y establecer una versión para adultos, el DAPA, quedaron entrampadas en procedimientos judiciales hasta el final de su presidencia.
Se trata de una suerte que podrían sufrir las acciones ejecutivas migratorias del presidente Donald Trump, en especial una relacionada con el recorte de los fondos del gobierno federal a las llamadas ciudades “santuario”.
El procurador general de Nueva York, Eric Schneiderman, indicó que el presidente de Estados Unidos “carece de la autoridad constitucional para cortar el financiamiento a los estados y ciudades simplemente porque han actuado legalmente para proteger a las familias de inmigrantes”.
Organizaciones de defensa de los derechos civiles planean interponer demandas constitucionales contra el presidente Trump, una vez que sus órdenes ejecutivas afecten a inmigrantes indocumentados particulares.
Con las dos órdenes que el miércoles firmó Donald Trump, con las nuevas directrices de política de control fronterizo, detención de inmigrantes y contratación de agentes federales, un total de 13 mil 765 están numeradas oficialmente, aunque se estima que miles de más carecen de registro desde la fundación del país.
Franklin D. Roosevelt encabeza cómodamente la carrera como el campeón de las órdenes ejecutivas, al menos desde que empezaron a ser contabilizadas, con un total de tres mil 522; seguido de Calvin Coolidge con mil 203; Herbert Hoover con 968; y Harry S. Truman con 907.
Aunque Barack Obama ocupó una abrumadora atención política por sus órdenes ejecutivas y fue acusado por los republicanos de buscar usurpar el poder del Congreso, su presidencia emitió un número relativamente menor de acciones ejecutivas, con un total de 279.
Por comparación, Ronald Reagan emitió 381 órdenes; Richard Nixon 320 y Bill Clinton 308, incluida una ordenanza ejecutiva que puso en marcha la participación de Estados Unidos en la guerra de Kosovo en 1999.
George Washington, el primer presidente de Estados Unidos, solo emitió ocho, es decir una al año, mientras que los menos prolíficos fueron John Adams, James Madison, James Monroe con una orden cada uno.
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