Este día, la Comisión Permanente de la LXIV Legislatura federal aprobó abrir su segundo periodo extraordinario del segundo año de ejercicio constitucional.

En septiembre iniciarán su último y tercer año. La Cámara de Senadores aprobará la nueva normatividad que permita interpretar y aplicar las reglas del T-MEC –para su interpretación, aplicación y en caso de conflictos–, muchas de las cuales son una incógnita, sobre todo en materia de controversias laborales, que deberán ventilarse por medio de tribunales independientes, esos organismos que odia López Obrador; materia legislativa competencia de los senadores. Y para el 22 del próximo mes, los diputados de Morena, con sus aliados, nombrarán a sus cuatro representantes ante el INE, designarán en votación simulada –tienen la mayoría calificada– a cuatro consejeros electorales del Consejo General, dejando fuera las propuestas de la oposición.

Ambas sesiones serán de sumo interés para los mexicanos. Derivado de la nueva normatividad que se aplicará en el comercio trilateral entre los EU, Canadá y México, quedarán al descubierto la serie de falsedades del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien sueña y miente que, con la entrada en vigor del nuevo tratado internacional, llegarán en “carretilla” los millones de dólares en inversión. En eso cifra su alegría y mitómano mensaje. Lo cual, por supuesto, es falso.

El tratado es sobre competencia comercial entre las tres naciones en materia de comercio; a fin de cuentas, López no quiere a los empresarios mexicanos. Carlos Salinas de Gortari y su equipo de negociadores lograron un buen tratado mediante el cual México logró atraer grandes capitales de inversión.

Esa fue la causa por la cual Donald Trump promovió el cambio de reglas, a fin de que México no continuara atrayendo más inversión de empresarios estadounidenses. Trump luchó por cambiar las reglas del TLCAN y lo logró. La balanza comercial era favorable para México; tan solo en el primer bimestre del año anterior, la balanza comercial favorable a México fue de 13 mil 171 millones de dólares. Así estaban las cosas.

Por eso la molestia del presidente norteamericano y la exigencia en el cambio de reglas. De eso se alegra López Obrador, va a los EU para agradecer que nuestro país dejará de recibir más inversiones norteamericanas; pero a los mexicanos les dice lo contrario y sus adoradores, que todo ignoran, felices, felices, felices.

López se espanta a la primera cuando Donald lo presiona. Que subirá los aranceles del aluminio o del acero y López levanta el muro con elementos de la Guardia Nacional para que ya no pasen los centroamericanos, Donald le da las gracias; Trump, satisfecho con Andrés Manuel, no aplica la amenaza; además, el Poder Judicial de su país le prohibió a Trump no utilizar el dinero del ejército para su muro de hierro. Que Donald calificaría a la delincuencia organizada mexicana como terroristas, con el fin de intervenir en suelo mexicano, dada la real amenaza; López Obrador suplica que no lo haga. Andrés le queda a deber a Donald. Luego viene el conflicto de la extracción de petróleo para que reduzca la producción en 400 mil barriles diarios, Trump vuelve a salvar al gobierno de la 4T, él aportaría la reducción de 300 mil barriles diarios –México solo 100 mil– y advierte que luego le pagará Andrés Manuel López Obrador ese enorme favor.

La última, por lo pronto, el presidente estadounidense invita a su campaña a López Obrador. Este, de inmediato manda comprar sus boletos comerciales para acompañar a Donald, bajo el argumento de que irá para agradecerle la ayuda que ha dado a México. ¿A México? Falso. La ayuda la ha recibido él, no los mexicanos. Por eso Andrés Manuel López se sobaja y se humilla ante la más mínima señal del presidente norteamericano.

Total, mañana se aprobarán y fijarán las nuevas reglas que se aplicarán de inmediato en la legislación mexicana, para que entren en vigor el próximo 1º de julio, a la par que el T-MEC. Al respecto, hoy se publicó en el Diario Oficial de la Federación el acuerdo por el que el gobierno lopista da a conocer los cupos de exportación e importación de mercancías textiles y prendas de vestir, no originarias, susceptibles de recibir el trato arancelario preferencial, conforme al T-MEC.

El cambio de reglas de competencia comercial está por iniciar, reglas que favorecen más a los norteamericanos, en relación al TLCAN, que fue sustituido para equilibrar la balanza comercial con los EU. Eso va a festejar Andrés Manuel López.

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