[Tras la Verdad] Juan José Ruiz, extraviado en el placebo

Gran sorpresa causó en algunos medios de comunicación el haberse enterado que algunos priistas están ayudando al candidato del PES –no de Morena–, lo que a su vez indignó al dirigente estatal del PRI, llamando “traidores” a esos priistas. Por andar en el “placebo”, este dirigente no se ha dado cuenta que han sido muchos los priistas que han dejado las filas del PRI, por su inoperante acción política, su displicencia y “agandalle” en la distribución de las candidaturas; seguramente ya olvidó algunos nombres de expriistas que, desde su llegada, dejaron las filas de su partido y muchos otros fueron literalmente segregados, enviados al ostracismo político y jamás volvieron a ser invitados a reunión alguna. Vaya miope visión de Juan José Ruiz.

Afirman que, en el Comité Ejecutivo Nacional del PRI, le llamaron la atención por la escasa participación de la militancia en las campañas de los candidatos, y Juan José Ruiz simplemente se justificó y argumentó que el retiro de esa militancia fue por “traición”. El problema que hoy vive el PRI, es grave, se le advirtió al exdirigente Enrique Ochoa, quien hizo caso omiso a las dificultades que en Querétaro se enfrentaban desde hace meses y nadie quiso atender; uno de tantos problemas en el PRI, fue el temor de JJ a ser destituido por la mayoría de la militancia priista que no lo acepta como dirigente, por eso se alejó de la militancia y trabajó con un reducido número de priistas; luego se dio a la tarea de desmantelar toda la estructura estatutaria e imponer a sus allegados, hasta desaparecer literalmente a los seccionales; el otro problema fue la apatía y contubernio de Ochoa Reza al dejar hacer y dejar pasar todo, seguramente porque no le interesaba en los más mínimo el PRI, al no ser militante real del Instituto Político. Así se fue el tiempo hasta llegar a la crisis que hoy se vive y aparentemente sorprende a más de alguno, entre ellos al dirigente estatal.

Se espera un fracaso electoral, lo que se viene anunciando hace muchos meses; no es nuevo el pronóstico. Y no solo con el candidato del PES se ha ido parte de la militancia, también se encuentran apoyando a candidatos de otros partidos, es más, algunos expriistas hoy en día son candidatos de otros partidos. Por eso es inaudito que JJ califique de traidores solo a dos de los priistas, que no han dejado las filas del PRI, simplemente que no fueron invitados a participar en nada, como a muchos otros elementos de valor con que cuenta ese partido. Bueno, hasta el exsecretario de Acción Electoral renunció por las razones expuestas y mucho más, por el sucio manoseo, dijo entonces; los antecedentes ahí están, no son nuevos. ¿Por qué entonces la sorpresa?

Aunado a la catástrofe electoral que se espera, está la pésima decisión de haber apoyado a varias y varios candidatos que nada tienen que ver con el PRI –Niño de Rivera-, los cuales salieron de la “manga” del dirigente. Hoy aspirantes que ni el territorio electoral por el que compiten conocen, mucho menos los conocen a ellos los potenciales electores; solo basta ver los equipos de trabajo de algunos candidatos de oposición al PRI, para darse cuenta del enorme número de apoyos que reciben de militantes priistas, quienes no han abandonado las filas de su partido, pero, ante la apatía de la dirigencia estatal y sus “compinches”, prefirieron apoyar a quienes sí los invitaron a trabajar y hoy están con ellos en sus campañas. Hace meses se sabía perfectamente que JJ y su gente solo buscarían asegurar las posiciones plurinominales y el tiempo vino a confirmar lo que era una realidad; aunado a la inclusión de desconocidos a las candidaturas; lo peor está en algunos casos en que, varios priistas –hombres y mujeres- que han hecho un pésimo papel en posiciones de elección popular, ahora buscan la reelección u otro cargo de elección popular como “tablita de salvación”, los ejemplos están a la vista. Por ello, para los priistas no resulta ninguna sorpresa el resultado del fracaso que se espera de la elección del próximo uno de julio. El único sorprendido es el dirigente Juan José Ruiz, quien en el “placebo” encontró la felicidad, quien hizo todo lo posible por debilitar al PRI, simplemente para no tener problemas y administrar tranquilamente los recursos económicos que recibe de las prerrogativas y, por supuesto, cumplir los caprichos de su “jefe” político y no el de la militancia.

Muchos le han entrado a la era del “pragmatismo político”. Ya no hay principios ideológicos que apliquen; lo peor es el populismo de algunos que raya en la locura. Muchos militantes de partidos se justifican de cualquier manera, lo importante es disfrutar del poder político; todos saben que el candidato a la Presidencia Municipal de Querétaro, además de no ser añejo queretano, nada sabe de política, de ahí que haya recurrido a muchos priistas para que le apoyen en la odisea de alcanzar el mismo objetivo que logró el “Cuau”. Así que apoyan al candidato, no a los partidos que lo hacen candidato. Ese es pragmatismo puro. Que a muchos no les guste, eso es otra cosa. Agregue usted si en su propio partido no lo invitan ni a barrer el salón, por eso han buscado estar en la política, ejercer la política, vivir la política, disfrutar de la política, cuando otros los invitan. Algo que no ha sabido manejar el dirigente estatal del PRI.

A menos de un mes nadie puede decirse sorprendido, salvo los ignorantes, nadie puede justificar la derrota anunciada si se hizo hasta lo imposible por conseguirla, se trabajó por destruir a gran parte de la militancia del PRI. Fue el efecto del “placebo” lo que llevó a Juan José Ruiz, al desastre que hoy se vive en el interior de las filas del Revolucionario Institucional. Para confirmar este aserto, basta pasar por las oficinas del Comité Directivo Estatal y constatar que, en pleno proceso electoral, estén literalmente vacías, cuando la lógica indica que debieran estar llenas de militantes, trabajando en las estrategias, en las actividades, en conformar las estructuras de representación de casillas, capacitando en la defensa del voto, etcétera. En esas oficinas no se respira más que decepción y tristeza. Cierto, hay una buena cantidad de priistas y ciudadanos sin partido, trabajando en todo el Estado, en pro del candidato a la Presidencia de la República, José Antonio Mead, en denodado activismo político y sin el nefasto acompañamiento la dirigencia estatal; ese priismo que se ha fortalecido sin necesidad de Juan José Ruiz; por el contrario, a pesar de él siguen trabajando con ímpetu para conseguir el objetivo de cualquier partido: el triunfo electoral.

El “placebo” no siempre es bueno, más cuando se cae en responsabilidad de la ociosidad y no se trabaja, en cambio luchan para dividir, por la simpleza de que no les arrebatan las “migajas” de las plurinominales ¡No hay sorprendidos ni traidores! Lo que se gestó políticamente por parte de Juan José Ruiz, hace poco más de dos años, fue conseguir la derrota electoral anticipada y vaya que lo está logrando con singular displicencia. Tal vez la pulverización del voto pueda ayudar a que la derrota de muchos candidatos del PRI, no sea tan catastrófica, con pocos votos se podrán obtener triunfos electorales y conseguir las anheladas plurinominales para aquellos que se dicen sorprendidos y verdaderos traidores que han luchado denodadamente por destruir al PRI.

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