#Sorprendente | Con condones, fermentan vino en Cuba

El antiguo soldado Orestes Estévez vive en una casa cuya fachada está cubierta con una parra y a la que cada vez llegan más personas a comprar una botella o un vaso de un vino hecho completamente a mano y con un truco que nadie había pensado antes: ponerle un condón al final de la botella para determinar cuándo está listo.

Hay diferentes variedades de vino: de uvas, guayabas, berros o flor de Jamaica. Jengibre, fruta bomba o remolacha. En la casa se almacenan más de 300 botellones de 20 litros de capacidad con los diferentes sabores, siguiendo un proceso artesanal, lleva la empresa adelante, junto a su esposa, su hijo y un ayudante más.

La producción de vino en un país donde el ron es el rey del alcohol, es una cosa sorprendente. Y tarda aproximadamente 45 días en producirse un vino rústico de buena calidad y aromático. Durante los primeros años la producción se hacía clandestinamente y, desde 2011, con las reformas impuestas por Raúl Castro, la producción se hizo completamente legal. Con eso la producción creció a unas 50 botellas al día.

Esto junto a los ingresos que obtiene como oficial retirado del Ejército, apoya la creación de viniculturas como la suya en toda la isla. Y sí, con el mismo proceso de fermentación.

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