Tras 10 horas de discursos, esta noche avanza hacia su fase crucial la maratónica sesión plenaria del Senado de Brasil que debe decidir si abre juicio político contra la presidenta Dilma Rousseff y la aparta del cargo por 180 días.
La sesión comenzó a las 10:00 horas locales (13:00 GMT), pero avanza a ritmo lento porque 70 de los 81 parlamentares de la Cámara Alta se inscribieron para hacer uso de la palabra desde el estrado por un tiempo máximo de 15 minutos.
Con ello, el pronóstico es que la histórica votación se produzca “durante la mañana del jueves”, informaron a Notimex fuentes de la asesoría de prensa del Senado.
El presidente del Senado, Renan Calheiros, dijo que “la sesión irá hasta la hora en que sea necesario”, a fin de que la votación no sea pospuesta.
En tanto, el entorno de la mandataria Rousseff da por hecho que tiene la batalla perdida en el Legislativo.
Todas las encuestas señalan que el ‘sí’ se impondrá de forma clara en la votación y, de esta forma, Rousseff será apartada de la presidencia por 180 días, tiempo en el que debe ser juzgada en la Cámara Alta por acusaciones de corrupción.
El vicepresidente de Brasil, Michel Temer, que lleva semanas negociando su equipo de Gobierno de corte conservador, asumiría en cuanto Rousseff sea notificada de la votación en el Senado.
En las filas del Gobierno el discurso es de derrota anticipada, ante la previsión de que más de la mitad de los 81 senadores voten por el juicio político, pero prometen luchar contra un eventual Ejecutivo de Temer, al que tildan de ilegítimo.
“Vamos a estar con ella en la hora de la salida (del Palacio Presidencial) y vamos a estar con ella durante estos seis meses”, explicó la senadora del Partido de los Trabajadores (PT), Gleisi Helena Hoffmann.
Cercana a Rousseff, de quien fue ministra de la Casa Civil en su primer mandato (2011-2014), Hoffmann dijo a Notimex que la presidenta está “firme e indignada con lo que está sucediendo”.
“Es posible que ella decida y venga” al Parlamento a defenderse durante el juicio político, aseveró, antes de confirmar que Luiz Inacio Lula da Silva –mentor político de Rousseff- se encuentra en Brasilia para apoyarla.
En la oposición el clima es de victoria anticipada ante una jornada que calificaban de “histórica” y de “recomienzo” para sacar a la mayor economía de América Latina de la profunda recesión y los escándalos de corrupción.
“Vamos a cumplir nuestro deber con serenidad. Tendremos un día diferente mañana”, dijo el senador Aécio Neves, líder del opositor Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) y perdedor de la última elección presidencial frente a Rousseff en 2014.
A las puertas del Parlamento, en la inmensa explanada de césped, cientos de personas comenzaron a congregarse ante la votación, bajo la atenta mirada de unos mil 500 policías desplegados para garantizar que no haya incidentes.
La oposición acusa a Rousseff de usar artimañas contables por medio de créditos de instituciones públicas para cuadrar las cuentas de 2014 y 2015, pero el Gobierno de la presidenta niega irregularidades y califica todo el proceso de “golpe” de la oposición para alcanzar el poder sin el aval de las urnas.
Rousseff solo será apartada definitivamente del poder cuando, al final del juicio político, que puede durar semanas o meses, el plenario del Senado vote si efectivamente es culpable de los crímenes que se le imputan.
Para que sea depuesta por “impeachment” e inhabilitada por ocho años son necesarios dos tercios de los 81 senadores (54 parlamentarios), una cifra que la oposición ya asegura que tiene.
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