El pasado miércoles, la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, concedió el amparo a varias personas que promovieron el uso lúdico o recreativo de la mariguana, con las prohibiciones naturales de la no comercialización, transportación o venta del enervante ¡El amparo surte sus efectos solo para los amparistas!
Así que, no se emocionen aquellos que piensan que con la sentencia de la Primera Sala, ya se legalizó el consumo de la mariguana. Nada de eso. Continúa la prohibición hasta en tanto los legisladores no modifiquen las normas prohibitivas, así que, quienes no tienen el goce de la protección de la justicia federal, seguirán siendo perseguidos por las autoridades de procuración de justicia. No se confíen aquellos que han imaginado que los Ministros legislaron en esta materia.
¿Cuál será la reacción de los legisladores y autoridades? Seguramente será distinta; entre liberales y conservadores y gatopardos se irán desojando las opiniones, como lo han hecho a quienes les han preguntado en la calle o los “opinologos” de los grandes medios de comunicación; cada quien da su versión personalizada del asunto. Unos se espanta –los conservadores- otros, los moderados y liberales consideran que es tiempo de empezar a abrir las puertas al consumo de la mariguana.
Hoy se sabe -dicen los que saben- que el tabaco es mucho más dañino su consumo que la mariguana; y el alcohol mucho peor. Sin embargo ambos productos están permitidos por la ley, causan altísimos impuestos y los consumen aquellos que, aun sabiendo de las negativas consecuencia de su consumo, lo hacen. Los adictos al tabaco y al alcohol realizan el consumo por doquier sin problema alguno. El alcohol, sobre todo, es un negocio altamente lucrativo. Qué decir de los daños que generan los alcohólicos a las familias o al tripular un vehículo, son nefastos; no hay ley que prohíba el abuso en el consumo, si acaso una que otra campaña publicitaria que no ha surtido sus efectos; el consumo ha crecido, sobre todo en la juventud. Cuestión de enfoques.
Todos conocen la “guerra” que se suscitó en los años treintas con la prohibición de la venta del alcohol en los Estados Unidos; contrabando, muertes, sobornos y las autoridades no pudieron controlar la venta clandestina del alcohol. Entonces tuvieron que legalizar la producción, venta, transporte, almacenamiento y consumo y el problema delincuencial terminó.
México ha ofrendado muchos muertos como consecuencia de la persecución de los criminales que siembran la mariguana, la venden, la transportan, la almacenan incluso la exportan. Los gobiernos han puesto todo su empeño para terminar con los delincuentes y no han logrado el objetivo. Miles de millones de pesos del erario público se emplean en el combate al tráfico de este estupefaciente y todo porque está prohibido y penado por la ley. Las cárceles atestadas de delincuentes y de “mulas”, otra enorme sangría al erario público. Y el floreciente negocio ilícito no termina, por el contrario florece por doquier.
Otro juicio de ampara fue ganado por un particular que necesita del producto de la cannabis para uso médico de su pequeña niña que sufre constantes y fuertes ataques epilépticos; consiguió el permiso de importación legal de la cannabis y ahora la trae de los Estados Unidos como producto medicamentoso y, según su versión, ayuda a reducir a su pequeña hija los ataques epilépticos. una razón médica importante para considerar su industrialización.
Es tiempo pues, de cambiar el rumbo de la política criminal en esta materia, con la seguridad de que se podrá mejorar la situación de la delincuencia en este ámbito. Eso sí, cuidar a la juventud, dado que, según estudios, a estos sí les afecta en el desarrollo del cerebro. Que hay muchos que se oponen a la liberación del mercado, es cierto y necesario, para que no suceda lo que acontece con la venta del alcohol, que además de la venta adulterada se vende indiscriminadamente, generando daños colaterales a la sociedad entera.
La puerta al consumo lúdico o recreativo de los amparistas la han abierto los Ministros y para uso medicamentoso también; porque no puede prohibirse –dicen- las actividades lúdicas o recreativas que decidan hacer los mayores de edad, justificando además que el consumo de la mariguana no es tan nocivo como lo han hecho creer. Ahora falta ver qué deciden tanto los legisladores como el Poder Ejecutivo.
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