Con los resultados de la semana pasada en la elección judicial, y ahora con el tema hídrico, dejan para reflexionar lo endeble que se mostró Morena, su falta de capacidad de movilización y la urgencia de darle peso a los liderazgos locales.
Es claro que los números que trae Claudia Sheinbaum, un 80 por ciento de aceptación, no son los de Morena en el país, un 42 por ciento; y los de Morena nacional no son los que tiene Morena Querétaro, tal vez un 30 por ciento, abajo unos 10 puntos del PAN.
Como lo escribe bien el diputado Maximiliano García: Morena en las dos últimas elecciones para presidente, en el 18 y en el 24, ha ganado en la entidad, y ha ganado bien a los candidatos prianistas, y ha recuperado terreno en lo local.
Pero en las intermedias no ha sido así, y los resultados de la semana pasada dan claridad a la urgencia de no dejar todo el peso de las elecciones al arrastre de una presidencial. A Morena en Querétaro le urge apoyarse en liderazgos fuerte locales, con presencia y estructura, no en personajes que le apuestan a la decisión presidencial.
El mismo Max García es un ejemplo de lo que requiere Morena, porque lo que viene en el 27 no es fácil para Morena, porque los resultados del 1 de junio dejan en claro que Morena es endeble si no se apoya en candidatos con presencia en su estado, en su municipio.
La “operación” de la votación de la elección judicial en el estado demostró una realidad en Morena: la no existencia de movilizadores capaces y estructuras organizadas de la 4T en Querétaro; si los hay, no se sumaron a la movilización.
La asistencia a las urnas para elegir a los miembros del Poder Judicial estuvo recargada en la operación del gobierno del estado y sus funcionarios públicos, y algunos de los comités de base morenistas que podrían haberse estado consolidando desde 2015 a la fecha, pero que no parecen ser suficientes, incluso ni con el apoyo con el que contaron de sus propios rivales, para lograr un avance significativo comparado con el último ejercicio de revocación de mandato.
No se puede negar que la marca Morena ha crecido mucho en Querétaro, pero la elección que está por venir en el 2027 no pinta para ser exitosa con los operadores que se hicieron cargo del movimiento del domingo pasado, sino que tendrá que ser una combinación de la voluntad del voto duro que ha ido creciendo en el estado elección tras elección, una figura como candidata o candidato al frente del partido o coalición de izquierda que logre atraer al electorado indeciso y a los desilusionados que votan tradicionalmente por el PAN, dispuestos a probar con otro partido ante la decepción que tienen de los actuales gobiernos.
El problema de Morena es que algunos vividores querrán cobrar una operación inexistente del domingo primero de junio, decir que gracias a ellos se logró que un porcentaje de 1 de cada 10 queretanos fueron a votar, esto todavía sin quitar los votos anulados a propósito.
Morena debe de soportar su próxima elección en liderazgo reales, en candidatos con presencia local, que realmente conozca y tenga estructura, porque si pasa como en la elección judicial, en la que el PAN hizo el trabajo, pues la realidad es que con el 10% de los votos que aportaron los morenos no se gana Querétaro, hace falta más, hacen falta liderazgos que puedan jalar el carro y no pensar.
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