
Cuando hablamos de polarización política en Querétaro las referencias son los distanciamientos o lejanías ideológicas, partidarias y afectivas entre partidarios de la 4T —de Morena, PT y el Verde—, entre claudistas y obradoristas, entre morenistas tradicionales y neomorenistas, entre un grupo y otro, entre un aspirante con los otros dos o tres, y viceversa, esos dos o tres contra uno, es decir, todos contra todos.
Polarizadas las posiciones en Morena en torno a los aspirantes a la candidatura a gobernador: Santiago, Herrera, Max, Astudillo, Fernández; todos metidos con ferviente actividad política, social y mediática, pero no todos con los mismos resultados, porque como lo habíamos comentado, el mito de que nada más eran 4 se rompió hace meses.
En la entidad ya se empieza a ver esa polarización en las encuestas de los aspirantes de Morena, y quieran o no algunos, se suman nombres como el de Max y Astudillo a la carrera por la candidatura.
Primero, aclaramos que las encuestas que se publican mes con mes no son las que van a contar para Morena; en 2026 el partido aplicará sus propias encuestas y de ahí surge el candidato.
Pero se ha querido posicionar mediáticamente que solo son dos los personajes que son conocidos entre los ciudadanos: Santiago Nieto y Gilberto Herrera. No es así, eso se ve en los resultados de las encuestas que se publican este mes, donde Ricardo Astudillo y Maximiliano García —Astudillo en unas mediciones y Max en otras encuestas— han rebasado con mucho, por ejemplo, a Luis Humberto Fernández; y eso que este inició su posicionamiento al siguiente día de que tomó posesión como diputado federal.
Por ejemplo, en la última encuesta de Statical Research Corporation, Astudillo crece y con un 27.5 se pone por encima de Luis Humberto Fernández y se acerca a Nieto y Herrera; en el careo con posibles candidatos del PAN, con Luis Nava el blanquiazul le saca 10 puntos.
Ahora, entre los morenistas, tanto Astudillo como Max García están casi a la par que Nieto y Herrera, solo que cada casa encuestadora propone y dispone a quien considera fuerte.
La pregunta que me he planteado en varias ocasiones es qué explica ese nivel de popularidad. La respuesta está en el activismo político, en andar en la calle, conectar con la gente, o aunque no conecten, como es el caso de Fernández.
Herrera Ruiz tiene un bono que le ha dejado el tema El Batán, pero no es suficiente; aunque hay que reconocer que el exrector tiene un activismo político sólido, que le marca una tendencia favorable.
En el caso de Santiago Nieto, anda a medias; campañas de fin se semana, donde los resultados no son notables, reuniones muy reducidas que dejan ver que sus operadores políticos —excalzadistas la mayoría— no tienen margen de maniobra por su pasado oscuro.
Nieto no puede ser un aspirante de fin de semana o de nota de 8 columnas cada 15 días en un periódico y luego en otro; con eso no le alcanza, o más bien, por eso ya casi lo alcanzó Astudillo, por lo menos en algunas encuestas.
Astudillo pica piedra y lo dice recio y quedito: quiero ser candidato gobernador, lo que le ha ganado una andanada de críticas y de denostaciones; pero parece que eso, en lugar de detenerlo, lo reta y sigue con un proyecto que se ve que lo tiene bien pensado y que va agarrando forma. Obvio es que la descalificación a su subida en las encuestas estará al orden del día, pero los números son los números.
Max García, discreto, espera los tiempos, pero anda en la calle sin tanto protagonismo mediático, que se le da y en el buen sentido. Va caminando muy bien su actividad legislativa, su actividad en la calle tejiendo y creando redes de ciudadanos y su presencia mediática que le reflejan su disciplina partidista.
Todos hablan de unidad, pero ninguno la fomenta; prefieren seguir en la polarización de grupos con tal de parecer bien posicionados en las encuestas mensuales. Ni modo, así se hace política en Morena, y con eso tienen que arar todos los aspirantes.

