
En la elección del 27 se confirmará que se ha acabado el tiempo en que se les decía a los panistas, a los priistas, a los morenistas, a los ciudadanos en general cómo tienen que pensar, hablar o sentir. No son ya los tiempos en que se imponían las mentiras mediáticas, ahora los ciudadanos un día sí y otro también le gritan a los medios y a los partidos que dejen de imponer sus ocurrencias a la sociedad.
Hay un sector de queretanos que, en sus casas, en los desayunaderos, en la calle, en sus trabajos, lo dicen claro y fuerte: que no necesitan mirar encuestas ni leer un periódico para saber cuál es el discurso de moda.
En el PAN y en Morena lo saben, lo tienen bien presente: el triunfo o la derrota electoral del 27 no está en sus manos, está en manos de los ciudadanos que no han decidido su voto —un 25 por ciento, de acuerdo con las encuestas—, está en manos de los panistas inconformes que no van con su partido pero tampoco con Morena —y menos con el PRI—, está en el voto de las tribus morenistas que si no sale su candidato no votarán por su partido.
En Morena saben que la alianza con el PT y el PVEM solo es solo un movimiento para no dispersar más el voto, una alianza cara para Morena, principalmente con el PT, que es un partido testimonial en la alianza y que los votos que le caigan son dinero en efectivo.
También lo saben los nuevos partidos, que conscientes de que un gran sector ciudadanos no ven en el PAN ni en Morena —por lo menos en Querétaro— una alternativa para votar, presentarán sus opciones, unos muy de derecha, como México Vive que promueve Lalo Rentería, o el partido Querétaro Seguro, que lo único seguro es que ni siquiera alcance la votación para lograr su registro.
Hay un sector de ciudadanos que saben, que están conscientes y cansados de ver siempre a los mismos politiquillos saltando de partido en partido; saben que el verdadero cambio no está en los apellidos como Rivera, Ospital, Domínguez, Calzada, Macías, como se promueven en Movimiento Ciudadano, ni en los colores que ahora se pintan de moda. Saben que está en cortar de raíz esas redes de poder que solo sirven para sostener los privilegios de unos cuantos.
Movimiento Ciudadano no será el partido que capitalice el descontento ciudadano, que no va ni con el PAN ni con Morena, y menos con el pésimo gobierno que están haciendo en los municipios donde ganaron.
Movimiento Ciudadano orienta sus baterías a llevarse el descontento que pueda provocar una ruptura, una división de Morena; una apuesta muy arriesgada, pero a eso juegan muchas de las familias de apellidos de abolengo que han mamado décadas del erario —como diría el gobernador Kuri— y que hacen el trabajo electoral sucio.
Va a llegar una oferta de derecha, ultraderecha, que le agradará a los panistas descontentos, a los ciudadanos conservadores y a muchos indecisos, que tiene como plataforma poner a las instituciones al servicio de los queretanos, en contraste con el actual modelo que pone a los partidos y a los queretanos al servicio de los políticos, del gobernador.
México Vive —de derechas— se presenta como el del sentido común, el que pone voz a lo que piensan decenas de miles de ciudadanos en sus casas, no en el poder fáctico; propone —por lo menos en su narrativa— una lucha contra la corrupción política asfixiante de la actual administración estatal y de las municipales que gobierna el PAN, de Morena y de MC y hasta del Partido Verde.
Su proyecto se resume en la defensa de la familia y de la vida; en reducir el tamaño del Estado, garantizar la igualdad entre los ciudadanos y expulsar al gobierno de su vida privada, así lo dicen.
Hay otro partido que nace bajo el nombre “Querétaro Seguro” —la asociación que encabeza Connie Herrera— logró constituirse como partido político local, pero seguramente solo será un partido testimonial en el 27, que recibiendo órdenes del gobierno, o del PAN, se dedicará a ensuciar a los candidatos de Morena. Y ser comparsa de los candidatos oficialistas.

