Creo –a condición de confirmarlo– que al único municipio que el gobernador del estado no ha visitado, a pesar de estar de estar a 15 minutos de Palacio de Gobierno, es Huimilpan, lo que no implica que le haya negado o cerrado la puerta a los habitantes de Huimilpan; no, porque ha mandado los apoyos a través de sus secretarios, y los secretarios van porque alguien tiene que “tratar” con el edil.

Es más apoyo con recursos económicos para el “pago de nómina” en los primeros meses de gobierno, recursos que no se sabe en qué se aplicaron, porque a los trabajadores municipales no les llegaron.

Y tiene justificada razón el mandatario, ya que la fama que precede al edil de Huimilpan, Juan Guzmán Cabrera, no es como para presumir, fama que se va confirmando poco a poco.

Por ejemplo, la última que se sabe es que en Los Cues, una obra al culto personal, un homenaje al ego y con dinero de dudosa procedencia, fue hecha “con recursos donados por contratistas”, un arco que en todo lo alto tiene la figura del edil de Huimilpan.

Cabe recordar que desde que fue electo, el edil anda como “chivo en cristalería”, él y sus “vasallos”, y como consecuencia de sus desatados actos hasta el momento está en un tris de no poder ni reelegirse, y mucho menos, ser candidato cualquier puesto en 2024.

Arropado por el Partido Verde, con la compra de voluntades Juan Guzmán “ganó”, o más bien, le entregaron Huimilpan; y más tardó en ser ungido que en ser acusado por violencia de género.

Dicen que cuando “ganó”, desde las altas esferas políticas, en una reunión de 5 minutos en un Toks, le advirtieron que solo lo dejaban el trienio, él lo sabía; y bueno, parece que se cumple la advertencia.

En ese sentido, la Sala de Monterrey del Tribunal Electoral emitió sentencia definitiva que confirma que Juan Guzmán Cabrera sÍ cometió violencia política en razón de género en perjuicio de la entonces presidenta municipal de Huimilpan, Leticia Servín, aun cuando la difusión de críticas a una servidora pública está protegida por la libertad de expresión, pero en el caso de Juan Guzmán excedieron los límites de su ejercicio –de la libertad de expresión.

Cabe recordar que Leticia Servín Moya denunció a Juan Guzmán por violencia de género por las declaraciones que vertió en ese momento como presidente municipal electo de Huimilpan en una rueda de prensa que le organizaron sus enemigos, perdón, sus colaboradores priistas de apellido Nava.

El IEEQ dictaminó que Juan Guzmán sí cometió el acto demandado, por lo que el susodicho pierde el derecho a ser candidato en 2024, aunque se inconformó ante Sala Monterrey; allá los magistrados confirmaron la sentencia del IEEQ y el TEEQ.

Claro que Juan Guzmán no se ha quedado con las manos cruzadas y nuevamente, escuchando malos consejos y peor asesoría de sus achichincles, recurre a la Sala Superior.

Le gusta gastar dinero, tal vez porque no es el suyo, y ante la confirmación de la sentencia del Tribunal Electoral de Sala Monterrey recurre a la Sala Superior, donde seguramente ratificarán lo de Monterrey.

Juan Guzmán ingresa a la lista de políticos que no podrán competir en la próxima elección. Ahora, como buen “machín” y mal gobernante, su proyecto lo enfoca para hacer candidata del Verde Ecologista a su hija, la actual directora del DIF municipal, por lo menos eso es lo que pregonan sus allegados, que no aprenden que el pez por la boca muere.

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