A dos años de la elección de gobernador, entre otras elecciones locales, las fobias y filias en cada uno de los partidos va definiendo el rumbo, y dice el dicho que elecciones son lecciones, y parece que el PAN no aprendió nada de las de 2024.
El PAN lo tenía todo —16 diputados locales, todos los federales, la mayoría de las presidencias municipales; Morena solo gobernaba Arroyo Seco y tenía diputados pluris— y el 1 de junio del 24 perdió 10 diputaciones locales, 3 federales, más de la mitad de las presidencias municipales —y hay que ver cómo ganó San Juan del Río y Querétaro.
Claro, desde el PAN local pueden decir —lo que difunden como una verdad a medias, que es una mentira completa— que “ganaron” el Senado, 3 diputaciones federales, 5 locales, menos de la mitad de las presidencias que tenían, etc. Allá ellos.
Ahora la pregunta es: ¿a qué le tiene miedo el PAN para el 27? El PAN no le tiene miedo a Morena —lo tiene infiltrado para dividirlo—, pero le tiene miedo a Gilberto Herrera —eso dan a entender con tanto ataque de Mauricio Kuri al exrector y por lo que ha dicho Pancho Domínguez: yo me encargo de que Gilberto no gane o sea candidato—, no de ahora sino desde hace 6 años.
El PAN le teme a un caballo negro como puede ser Maximiliano García, y claro que tiene en la mira a Santiago Nieto.
Pero el PAN le tiene más miedo al PAN. Está que tiembla, aunque no lo diga, con las fracturas que tiene; por más que diga que hay unidad, todo indica lo contrario.
Junto con la división del PAN, los blanquiazules le tienen miedo a la soberbia y corrupción de los funcionarios públicos emanados de su partido; a los gobernantes que son del PAN, al grupo de poder que se ha adueñado del partido en Querétaro.
El PAN le tiene miedo a los “proyectos” insignia del gobernador Mauricio Kuri como 5 de Febrero —basta recordar que en las pasadas elecciones del 24 perdieron los distritos locales y el federal que comprende la polémica obra—, ahora el proyecto hídrico de El Batán que costará 41 mil millones de pesos; al nepotismo que hay en la administración estatal, y lo peor es que los panistas los tienen que defender, ya hasta nombraron a dos voceros para “desmentir las mentiras mediáticas”, porque desde Comunicación Social del gobierno del estado y del municipio de Querétaro no lo saben hacer.
El PAN Querétaro —el grupo dueño del PAN local— le tiene miedo a que el comité nacional —a Ricardo Anaya que no gana una— meta la mano, como la está metiendo desde el municipio de Querétaro haciendo negocios inmobiliarios, en la designación del candidato.
Tiene miedo a las ocurrencias de los presidentes municipales de su partido, al nepotismo que hay en las administraciones panistas, en el Congreso del Estado, en los municipios que gobiernan; a los presidentes municipales fallidos como Felifer: el Centro Histórico de Querétaro huele —literalmente— a mierda, sucio, sin mantenimiento; la queja de los comerciantes del Mercado Escobedo es ilustrativa por el crecimiento de los ambulantes, las calles llenas de baches, y el edil en San Juan del Río promoviéndose ante la Canaco de ese municipio.
Ni qué hablar del Chepe Guerrero. Corregidora está descuidado, su administración llena de corrupción, los mismos de siempre en las secretarías, los juniors de los Montoya, los Borja, los Alcocer, los Kuri, etc.; una nómina alta, inflada, que no da resultados; una administración municipal que desde hace varios trienios ha corrompido las acciones de gobierno.
De San Juan mejor ni hablamos. Roberto Carlos Cabrera repitió por obra y gracia de las negociaciones, por la torpeza de Juan Alvarado —candidato de Morena— en las pasadas elecciones, que lo llevó a seguir en libertad a cambio de dar “el triunfo” al PAN por mil votos; y ahora es un municipio saqueado, un municipio corrompido en toda la extensión de la palabra.
En síntesis, el PAN no le tiene miedo a Morena, para eso ya está comprando el voto desde ahora; realmente el PAN le tiene miedo a la reacción ciudadana, al referéndum a Kuri, Cabrera y Felifer en el 27. El PAN le tiene miedo al voto de castigo, a los proyectos del gobernador, al CEN panista y a la división partidista.
Solo les queda que el voto de castigo de los ciudadanos no sea totalmente para Morena, y que Movimiento Ciudadano —que ya es de Pancho Domínguez— sea el beneficiado, y con ello, lograr un apretado triunfo —si eligen un candidato que dé resultados—, o por lo menos, tener una digna derrota.
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