SU ESTRELLA DEJÓ DE BRILLAR. La prepotencia con la que se conducía, la soberbia que siempre mostró y lo malagradecido que siempre fue con sus mentores políticos, eran parte de su proceder. Desafiar a todos era su costumbre, ofender también. Pero ahora ya se quedó sin amigos, sin cargo, sin dinero, sin las camionetotas que tanto le gustaban y le permitían inflar el pecho.

El presidente municipal de Colón, Alejandro Ochoa Valencia, finalmente se encuentra en prisión, de donde será muy difícil que salga; al menos se habla de posible condena de nueve años o mínimo hasta que termine el proceso electoral. Ya no es nada, todo se ha derrumbado.

Ya se ufanaba de tener una candidatura de Morena a la diputación federal del primer distrito, pero nada, todo se derrumbó, al igual que sus sueños guajiros de ser gobernador. A ese grado de demencia llegó este señor, quien finalmente está ubicado en el lugar que le corresponde: la cárcel.

Ya ni en las redes sociales he encontrado un comentario positivo hacia su persona. Todos, y decir todos es eso, se congratulan de que se haya hecho justicia en términos de lo que Ochoa ha robado al pueblo.

Desde hace varios años, la Entidad Superior de Fiscalización (Esfe) le seguía los pasos de los gastos en millones no comprobados o del desvio de dinero que se ha hecho del erario, como es el caso de comprar patrullas de seguridad pública a una empresa ¡constructora! En verdad, de ese tamaño eran sus actos de corrupción, independientemente de todo lo que saldrá a la luz pública ahora que inicie su juicio.

Ya no tiene caso gastar tinta y espacio en este ser despreciable de la política, que llegó a envilecer a la administración municipal, a enriquecerse de manera descarada.

Que la ley lo juzgue simplemente por lo que hizo como servidor público y que sirva como ejemplo de otros presidentes municipales como Amarildo Bárcenas, quien al parecer ha seguido el mismo camino.

Dicho de otra forma, cuando veas las barbas de tu vecino rasurar…

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Verónica Hernández, la diputada que sueña con ser presidenta municipal de Amealco, y que para ello ya dice que ha repartido millones de pesos donde debe repartir, ahora debe enfrentar a las autoridades laborales del estado, pues resulta que ella y su esposo, Gilberto García, exalcalde de dicho municipio, tienen una constructora, y eso no es delito, lo que sí lo es es evadir su responsabilidad como patrones, ya que un trabajador tuvo un accidente, se llama Benito Juárez (homónimo del benemérito), y a poco más de un mes están por amputarle un pie debido a las lesiones que ha sufrido, y estos señores, como dueños de la constructora Roel, han omitido sus responsansabilidades.

Si alguien ha hecho una mafia son estas dos personas, que por décadas se han compartido y repartido el pastel en la obra pública. No se vale que a un pobre trabajador no le cumplan porque, además, hay menores de edad trabajando en dicha constructora, y también, nadie cuenta con Seguro Social, y la prueba está con este empleado que no tuvo la atención médica requerida y hoy está al borde de perder un pie, independientemente de que ya ha gastado más de siete mil pesos, cantidad que a la diputada y su esposo no creemos que les afecte en su cuantiosa fortuna personal.

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Algo que para simples ciudadanos pareciera inadvertido es todo lo contrario, ya que a partir de de la semana pasada, los queretanos –después de más de 40 años– cuentan con una nueva Junta de Conciliación y Arbitraje; es decir, mayor infraestructura para dirimir conflictos laborales y mayor atención de los funcionarios de la Secretaría de Trabajo.

En todo esto hay un artífice a quien desde las cloacas le han querido pegar (me refiero a un corrupto dirigente sindical que también ya lo espera San José El Alto) y criticar el trabajo que realiza, Mario Ramírez Retolaza, secretario del Trabajo, quien desde el inicio y conocedor del sector, observó el rezago, ya que los expedientes solamente se abultaban.

Empresas, trabajadores y verdaderos líderes sindicales han quedado complacidos y externaron que es un logro muy importante para la clase trabajadora. Lo que ha hecho Ramírez Retolaza no es cosa menor y pasa como un hecho histórico que vendrá a coadyuvar en las condiciones laborales de miles de queretanos.

Para muestra un botón, de marzo a la fecha se han atendido más de 11 mil casos de justicia laboral, independientemente de que en los tiempos del Covid-19 sea más problemático ofrecer esta justicia, por todo lo que implica la contingencia sanitaria.

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