Llegaron sin consenso los diputados de la LVIII Legislatura para conformar la mesa directiva que se integra apenas por 4 de sus 25 miembros. Lo cual significa falta de unidad y acuerdo interno en la bancada que controla al Poder Legislativo, dado que suma 13 diputados con los que aseguran cualquier votación.
Con 13 mujeres en la Legislatura, no ha significado de manera alguna que las una el género en materia de acuerdos legislativos, sin embargo bastaría la suma de estas voluntades para tener el control total del Poder Legislativo. Es más fuerte el vínculo partidista que la unidad de género.
Ahora que, cualquiera puede ser miembro de la mesa directiva, la Dirección de Asuntos Legislativos realiza todo el trabajo, y aquellos apenas tienen que saber leer para subirse a la mesa directiva y conducir las sesiones de pleno; y si algo les falla, en la nuca están esos asesores legislativos que les resuelven cualquier dificultad.
Entonces no es problema de capacidad y conocimiento en la materia lo que pudiera detener el acuerdo; simplemente no hay consenso, las mujeres han estado presionando para que alguna de ellas pueda presidir la mesa y ser la representante del Poder Legislativo; sin embargo, no lo lograron; ese consenso se dará en la sesión en que reciban la orden y les jalen la rienda a los miembros del grupo dominante y mayoritario. Falta ese jaloncito y asunto resuelto.
Ahora que, en justicia una de las 13 mujeres debiera presidir la mesa directiva; por mayoría de razón numérica también. A pesar de ser mayoría el número de féminas que componen la Legislatura, la equidad de género no se ha dado en un año que llevan de ejercicio constitucional, eso habla muy mal del grupo minoritario, que es el de los hombres legisladores; también de las legisladoras no se entiende el porqué, siendo mayoría no se imponen democráticamente, cuando que varias de ellas impulsan normativamente la equidad de género. Entonces ¿Qué las detiene? ¿La disciplina partidaria o la subordinación política al género masculino?
Este jueves quedará resuelto en diferendo que hasta la noche de anoche aún existía. Veremos si continúa la subordinación de la mayoría hacia la minoría o se sobrepone la mayoría de razón en manos del género femenino. No debe ser impedimento ni pretexto alguno la falta de experiencia de cualquier legisladora, tienen el personal administrativo que realiza toda la carga de trabajo. Los miembros de la mesa directiva solo se dedican a leer lo que dicta el guión.
Las fracciones legislativas y el grupo parlamentario simplemente de mirones, la mayoría manda; estos solo designarán al diputado o diputada que les dejen los del grupo panista quien tiene el control absoluto del Poder Legislativo.
En este orden de ideas, el problema que ha subsistido por la falta de consensos para la conformación de la mesa directiva, se ha dado al interior de las filas de los legisladores panistas, al resto de diputadas y diputados solo le queda aguantar. Ahora que, si se realizan las prácticas de siempre, solo esperarán las instrucciones de las “superioridad” para acatar la orden y llegar al consenso.
Así de simple. Lo que se ha dejado al descubierto es la falta de liderazgo en el grupo parlamentario del PAN, que no logra convencer a los miembros –diputadas y diputados– de su bancada.
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