A principios del siglo pasado, algunos gobernantes resolvían muchos de los problemas con pistola en mano; a mediados de ese mismo siglo, el gobernador en turno y su equipo, literalmente corrían a sus antecesores; después vendría la “civilidad” no escrita que se traducía en “respeto” entre quienes dejaban el gobierno y aquellos que se iban. Hoy son la cuentas públicas el azote de exfuncionarios.
Por supuesto que no comentaré de los tiempos de Saturnino Osornio y Octavio Mondragón, épocas de caciques en las que aun se gobernaba por la fuerza de las armas. Vayamos más cerca en la reciente historia en la que me ha tocado vivir algunas transiciones del poder público.
Recuerdo con meridiana claridad los tiempos del ingeniero Manuel González Cosío, la ampliación -por la fuerza- de las calles de la Calzada y Corregidora; sin aviso previo llegaron las máquinas y tiraron casas; no valieron amparos y ante actos consumados nada se podía hacer. Acto autoritario que, sin embargo, al paso del tiempo se agradeció por esa ampliación. Con él se dio la llegada de ICA en Parques Industriales, terrenos que literalmente les fueron regalados para que se asentara la Industria del hierro, Compacto, Link Belt, entre otras. Llegó la transición al gobierno de Juventino Castro Sánchez, si bien se vivía en paz, lo cierto que las autoridades seguían imponiendo su voluntad por la fuerza.
Sobre todo con la fuerza de la temida policía judicial, quien torturaba a muchos de los detenidos con o sin causa; lúgubre era el lugar en la parte alta del edificio que hoy alberga la Casa de la Corregidora. Benito Correa hizo historia.
Mucho se habló de los abusos de algunos funcionarios del gobierno de Juventino Castro, del uso de la fuerza para conseguir lo que les interesaba. A la conclusión de ese gobierno, hicieron tanto daño que muchos de los funcionarios de ese gobierno salieron huyendo de Querétaro; otros fueron “chivos expiatorios”. El Gobierno de Antonio Calzada se ensañó con ellos. No había procedimientos de responsabilidad, nada, todo era con el uso de la presión del poder público. Incluso a una respetable Notaria Pública se le intentó despojar de su Notaría, sin embargo ya surtía sus efectos el juicio de amparo y por medio de este no pudieron hacerle nada. Hasta ahora sigue siendo Notaria y muy respetable queretana.
Durante el gobierno de Antonio Calzada, mucho se habló de los abusos y muertes sospechosas que se presentaron en ese entonces; como fueron aquellos dos homicidios de jóvenes parientes de gente cercana al entonces gobernador; la joven asesinada a balazos en brazos de su novio en la calle 15 de Mayo, frente al mercado del la Cruz y el otro en las puertas de su casa en la Colonia Jardines de la Hacienda, también fue asesinado.
A la conclusión de ese sexenio, los calzadistas estaban espantados por la llegada del “Negro Camacho”. Aun recuerdo la expresión de un expresidente municipal cuando me dijo: “Héctor, vienen los camachistas y nos van a romper la madre a los calzadistas, no sé hacer nada, de qué voy a vivir”. Lo cierto que nada les pasó, todos fueron perdonados.
Después vendrían los gobiernos de Mariano Palacios Alcocer, Enrique Burgos García, Ignacio Loyola Vera, Francisco Garrido Patrón y José Calzada; nada sucedió durante la transición del poder. Todos, curiosamente eran perdonados, a pesar de que se sabía de las riquezas que habían acumulado muchos de los funcionarios de la época. Varios de ellos pasaron de la pobreza a la abundancia, acumulando inexplicablemente una gran riqueza. Insisto, nadie fue tocado, excepción hecha en el gobierno de Enrique Burgos, que obligaron a varios exservidores públicos a devolver algo de lo que se habían llevado. Pero no trascendió, salvo las diferencias políticas que se generaron desde entonces y aun subsisten.
Ni la extinta Contaduría Mayor de Hacienda, ni la Entidad Superior de Fiscalización hicieron notar en las cuentas públicas ninguna anomalía grave, de tal suerte que no hubo ningún exfuncionario procesado. Las transiciones fueron tersas. Y vaya que muchos acrecentaron su riqueza de manera grosera, pero nada sucedió. Ese acuerdo no escrito que consiste en respetar al que se va, para que te respeten cuando tú te vayas había surtido sus efectos.
Así llegamos a la transición de gobierno que recién dejó José Calzada en manos de Jorge López, para que éste entregara al gobierno de Francisco Domínguez, las cosas cambiaron radicalmente. La Entidad Superior de Fiscalización, cuyo titular lleva tres sexenios –con este que apenas inicia-, ha encontrado un sin número de irregularidades en las cuentas públicas, lo que le ha permitido al actual gobierno actuar en contra de algunos –hasta ahora- exserivores públicos calzadistas; exfuncionarios que van desde primerísimos cargos para abajo.
Con base en los resultados de las cuentas públicas de la Entidad Superior de Fiscalización, ha tenido que actuar la autoridad administrativa e iniciar procedimientos de responsabilidad y procesos penales; la Contraloría del Estado y el Tribunal de Responsabilidades Administrativas del Municipio de Querétaro, han iniciado “N” número de procedimientos que dejarán historia. No se sabe aún si serán o no responsables de las acusaciones muchos de los que hoy están siendo procesados, los juicios tardarán en resolverse; los sencillos, sin problema: amonestaciones o inhabilitaciones, incluso multas pequeñas. Los otros, que ya se instruyen, sí son de grave responsabilidad; otros más vienen en camino.
Lo cierto que los tiempos y las formas cambiaron una vez más. Fueron 42 años de transición pacífica del poder político. Las preguntas saltan de manera natural. ¿Acaso Jorge López no tejió fino antes de irse para no generar tantos problemas a la gente del equipo de su jefe José Calzada? ¿Acaso hubo muchos abusos sin que supiera José Calzada? ¿Acaso ahora sí dejaron libre a la Entidad Superior de Fiscalización para trabajar técnica y no políticamente? Lo cierto que siempre debió ser así: que paguen los responsables de haber cometido abusos. Pero, que no se trate de injusticias y todo se deba a rencillas políticas. Las sentencias definitivas nos darán, en su momento, las respuestas.
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